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"Vaca Muerta, entre lo que el conocimiento aporta y la política demanda" por la Dra. Ana Pechen
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Articulo publicado en la pagina web vaconfirma.com.ar - Neuquen.
"Vaca Muerta, entre lo que el conocimiento aporta y la política demanda" Por Ana Pechen *
25/07/2019
El conocimiento es el capital estratégico más importante que poseen las naciones, por ello es difícil encontrar hoy algún país desarrollado donde sus capacidades científicas y tecnológicas sean ignoradas. El éxito de la ciencia en su alianza con la tecnología nos brinda la posibilidad de explicar, controlar y transformar el futuro de la sociedad, pero lamentablemente la distribución de este extraordinario capital se encuentra altamente concentrado en un reducido grupo de países industrializados.
Argentina ocupa un lugar privilegiado en América Latina por el talento y conocimiento generado a lo largo de los años por las instituciones públicas. Como dato, están los tres premios Nobel en ciencia y la promoción del desarrollo de empresas tecnológicas como el Invap, cuyo prestigio trasciende las fronteras de nuestro país.
Si bien a lo largo de la historia la política científica ha sido oscilante, con escasos periodos donde su contribución haya sido debidamente valorada, las vocaciones científicas no han menguado y el número de investigadores en el país está a la cabeza de la región, con 1,97 por cada 1.000 PEA (Población Económicamente Activa).
La mayoría de estos investigadores se encuentran en universidades públicas, que junto con los centros del Conicet se hanconstituido en lugares de excelencia en muchas disciplinas. Por caso, deben acreditarse las 10.000 publicaciones indexadas por año en la base de datos Scopus y el registro de 1,2 patentes por cada 100.000 habitantes.
Sin embargo, esta capacidad y su potencial para dinamizar la economía tienen aún poca demanda del sector gubernamental e industrial. Se observa cierto nivel de desconfianza entre los actores, lo cual no ha contribuido a establecer puentes efectivos entre la Academia, el Gobierno y el Sector Productivo.
En realidad, esta falla no se debe tanto a la actitud de las universidades como a la falta de involucramiento de las empresas locales en actividades de I+D (Investigación y desarrollo) o innovación. Una excepción fue la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde la incorporación de las actividades de I+D fue emblemática y trascendió su propia función, permitiéndole generar un grupo de empresas capaces de producir bienes y servicios con un alto valor agregado, muchas de las cuales permanecen hoy en actividad.
Vencer estos anacronismos cobra especial importancia cuando enfrentamos un desafío económico, ambiental, social, político y tecnológico como el que produce Vaca Muerta en la región y en el país. Sorprende entonces la falta de convocatoria formal al sector científico-tecnológico local y nacional, a menos que nos resignemos y conformemos con ser un mero país exportador de materias primas e importador de tecnologías.
En tal sentido, la Universidad Nacional del Comahue (UNC) ofrece no solo su capacidad de formar recursos humanos a nivel de grado y postgrado en un centenar de carreras de diversas disciplinas que contribuirán a proveer los profesionales que el emprendimiento necesita, sino una oferta de más de 1.200 investigadores categorizados, un centenar de investigadores de Conicet, becarios, tesistas, cinco institutos de bipertenencia con esta institución y más de 250 proyectos de investigación, a los que debería sumarse la contribución de la Universidad Tecnológica Nacional y la Universidad Nacional de Rio Negro.
La conformación de redes entre estos organismos, las empresas y el sector gubernamental son imprescindibles, ya que el aislamiento es uno de los principales enemigos del desarrollo tecnológico, debiendo propiciarse los vínculos entre quienes producen y aplican los conocimientos. Solo el establecimiento efectivo de estos vínculos de colaboración garantizará que el mismo pueda ser apropiado y distribuido en la sociedad, que contribuya a generar empleo de calidad y permita superar la primarización de nuestra economía.
La incorporación de estos actores a la Mesa de Vaca Muerta tiene un valor adicional debido a la credibilidad que la sociedad le otorga a la opinión de científicos e investigadores. Tal vez sea esa la razón por la cual el Estado de California, previo a permitir la introducción de la fractura hidráulica en su territorio, requirió un informe esclarecedor al Consejo de Ciencia y Tecnología de ese Estado.
El informe, suscripto por prestigiosos investigadores y académicos de Estados Unidos, fue considerado “valioso y creíble debido a que la institución provee una recomendación independiente, objetiva y no partidaria, con un alto standard de calidad científica y técnica, en el cual los chequeos y balances son aplicados en cada paso del proceso del estudio para proteger la integridad del informe y para mantener la confianza pública en el mismo”, y fue este un insumo importante en la toma de decisión política.
La incorporación de los datos que genera la ciencia en temas como energía, medio ambiente, salud, o agricultura, por poner algunos ejemplos, elaborados de manera rigurosa e independiente, le permitiría al Gobierno y las empresas contar con un asesoramiento objetivo y trasparente para valorar en la toma de decisiones.
Los gobiernos de los países más avanzados suelen tener estas instancias de consulta, pero en nuestro país es aún algo impensado, pues en nuestro medio las relaciones entre ciencia y poder, a menudo son observadas como contradictorias. Si bien interesa la ciencia por sus resultados y productos, la naturaleza crítica de la propia actividad genera barreras o tensiones que afectan la interrelación.
En el caso particular de Vaca Muerta, existen antecedentes de relaciones aisladas entre grupos de investigadores locales y diversas empresas. Es conveniente que la comunidad académica tenga un rol y forme parte de la mesa de Vaca Muerta, reconociendo su papel en este desafío que permita brindar el apoyo necesario para innovar, investigar y desarrollar nuevas tecnologías.
No es una quimera plantear la creación de un centro de investigación y servicios multidisciplinario en el área de energía y medio ambiente, de uso común para la academia, las empresas y las demandas gubernamentales.
Dicho centro podría proveer la interface necesaria para aprovechar la experiencia de los investigadores y académicos de diversas disciplinas de la UNC y Conicet, uniendo esfuerzos y visiones en la formulación de soluciones a las problemáticas que plantee el desarrollo energético y la protección del medio ambiente en la región Patagónica.
Lograr esta inversión no solo contribuirá a la efectiva descentralización de la actividad científica y el crecimiento armónico del país, sino que saldará una vieja deuda con la Provincia del Neuquén de postergación histórica, debido a una muy baja inversión en I+D por parte del Sistema Nacional de Ciencia y Técnica.
(*) La doctora Ana Pechen es ex rectora de la UNC y ex vicegobernadora de la provincia del Neuquén.