Investigadores del CITAAC y del CETA-FVet-UBA publicaron recientemente un artículo sobre el impacto en la fauna acuática por el uso masivo del plaguicida clorpirifos en cultivos de la Pampa Húmeda, en una prestigiosa revista internacional especializada en temáticas ambientales.


Investigadores del CITAAC y del CETA-FVet-UBA publicaron recientemente un artículo sobre el impacto en la fauna acuática por el uso masivo del plaguicida clorpirifos en cultivos de la Pampa Húmeda, en una prestigiosa revista internacional especializada en temáticas ambientales. A continuación el texto del artículo:
  • El clorpirifos es un insecticida fosforado utilizado para el control de numerosos insectos plaga. En Argentina es producido por Dow Agrosciences SA y Chemotecnica SA. Fue el más usado en 2017 y uno de los más peligrosos para la salud humana y animal (categoría IV). Pese a la disponibilidad de otros tipos de insecticidas más amigables con el medioambiente, sigue siendo utilizado en plantaciones de numerosos cultivos como soja, maíz, trigo, cebada, entre otros, en  un promedio por aplicación de entre 0,5-1,4 l/ha dependiendo el cultivo. Para tener una estimación en la campaña 2017-2018 solo para la soja en la provincia de Buenos Aires, se aplicaron 6 millones de litros, considerando el total de hectáreas sembradas. Los valores históricos de clorpirifos encontrados en agua en toda la Pampa Húmeda en los últimos 10 años van desde 0,0005 a 10.8 μg/L (media mil-millonésima de gramo a diez millonésimas de gramo por litro). Para tener una idea de su toxicidad, la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación recomienda un valor máximo de 6 mil-millonésimas de gramos por litro, nivel guía que ha sido superado más del 60% de las veces en que se han monitoreado los niveles de este tóxico. Sin embargo, nosotros encontramos que inclusive este valor guía resulta insuficiente para proteger la fauna acuática que habita la región, ya que se afectaría un porcentaje inaceptable de especies, por lo que sugerimos que el límite máximo admisible de clorpirifos debería establecerse en 0.0007 μg/L (0,7 mil-millonésimas de gramo por litro, diez veces más bajo que el actual) para asegurar la protección del 95% de las especies acuáticas.